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NO ES LO MISMO UN TRABAJO CREATIVO, QUE UNA EMPRESA CREATIVA

Mucho hemos hablado ya de cómo el trabajo está entrando a una nueva etapa en la cual las máquinas están remplazando la mano de obra humana al poder automatizar cada vez más tareas. La sustitución de estas responsabilidades ha provocado que el foco de los puestos de trabajo se haya reposicionado en las habilidades creativas e innovadoras al ser algo insustituible por las máquinas, por lo menos hasta ahora.

Una gran parte de la población trabajadora se encuentran muy entusiasmadas con este cambio de escenarios, pues tener entre las nuevas tareas diarias la responsabilidad de generar y desarrollar conceptos originales es un reto muy inspirador que logra poner en alto las mejores capacidades de las personas. Sin embargo, hay otra gran proporción de personas que, más que entusiasmadas, se encuentran angustiadas ante tal cambio, pues dentro de su autoconcepto la creatividad nunca fue una de las principales características. Aquí empieza uno de los mayores retos que el cambio laboral tendrá que enfrentar. ¿Qué hacer con todas aquellas personas que no se consideran creativas?

Seamos sinceros, actualmente la cantidad de puestos creativos representan una minoría, la mayoría de las personas aún desempeñan tareas rutinarias y repetitivas que muy probablemente lleguen a ser sustituidas por máquinas. Seguramente hay personas que se consideran creativas, pero no tienen un trabajo en el cual puedan retratar esa habilidad como tal. Para aquellos que tienen un trabajo creativo, sabrán de sobra, que muchas veces la industria de las ideas no es tan mágica y paradisiaca como parece. Implica mucho esfuerzo, mil versiones, ensayo-error, bloqueos, además de los momentos eureka y las oleadas de inspiración. Las personas que no se consideran creativas, no sólo tendrán que encontrar la manera de desarrollar esta habilidad para replantear su seguridad laboral, sino que además, tendrán que aprender a lidiar con todos estos aspectos no tan cómodos del trabajo creativo.

Al punto que quiero llegar es este: toda esta revolución de la creatividad nos sigue pareciendo abrumadora por una simple razón, siempre hemos cosechado la creatividad de manera silvestre. Es decir, seguimos pensando que unos “nacieron creativos” y otros “simplemente no nacieron con esa habilidad”. Esto se debe a que no tenemos (ni siquiera hoy en día que la revolución creativa ya ha despegado) instituciones o esquemas de trabajo para fomentar la creatividad de manera sistémica y estructurada, en lugar de tratarla como algo (por no decir alguien) que se encuentra entre el pajar muy de vez en cuando. Esto aplica tanto para las escuelas como para las empresas.


Seamos más minuciosos en el análisis, acá una serie de preguntas para aquellas personas que tienen un puesto de trabajo relacionado con la creatividad o la innovación:

1. ¿Su jornada laboral está repleta de tareas productivas (es decir: desarrollar proyecto A, B, C, D, E, revisarlos con el cliente, hacer ajustes, entregar final, etc.) o tiene un tiempo oficialmente designado para desarrollar también nuevas ideas y proyectos propios? (es decir: ¿tiene tiempo de jugar con su imaginación además de trabajar todo lo que le solicitaron sus clientes, tiempo para “pensar”?)

2. ¿Todo en el trabajo se trata de trabajo o tienen actividades recreativas que les ayuden a ejercitar su imaginación, además de contar con capacitaciones frecuentes al respecto?

3. ¿Su espacio de trabajo sigue siendo, a grosso modo, un escritorio, silla y computadora o cuenta con espacios equipados para descansar, jugar y estimular el pensamiento?

4. ¿Su empresa le proporciona información sobre las nuevas tendencias del mercado, las innovaciones más recientes y otros temas que estimulen su imaginación o eso es tarea suya fuera del horario laboral?

5. ¿Su empresa otorga algún tipo de premio o incentivo para quienes generen más y mejores propuestas o eso es simplemente una exigencia más a cumplir de su sueldo base?

6. ¿Su empresa tiene un presupuesto designado para investigación y desarrollo que les de la holgura para tomar riesgos, equivocarse y experimentar con nuevas ideas o todo el presupuesto debe significar un retorno inmediato y con creces?

Hemos estado ante un punto ciego, tener un trabajo creativo, donde le pidan ideas por montón, no significa que esté en una empresa creativa que estimule, alimente y premie esas ideas. Es una diferencia sustancial.

Estar en una empresa creativa significa que la institución se preocupe, no sólo por cosechar los frutos de su creatividad, sino también por alimentarla, ejercitarla y cuidarla. Migrar hacia una economía de la creatividad requiere que las empresas se funjan como proveedoras y consumidoras de mentes creativas, convirtiéndose así en empresas creativamente autosustentables.

¿Y usted, tiene un trabajo creativo o está en una empresa creativa?

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